
fue mirar el paisaje y seguir. Tan tonta fui, aquella tarde me hiciste dudar, trabaste mi alma con tu frialdad. Amor siguiendo al viento. Y el miedo a sufrir, hoy me congela en el rancho peor, si hace frío que venga el calor yo no qiuero estar vieja. Y al volver a mi querida ciudad contaré a los amigos que un día dejé esta aventura simple.
Voy a mentir cuando les diga que ya superé,
que nunca hubo dolor en mi piel, que nada tuyo existe, nene.
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